Articulación Temporomandibular (ATM)

Es la articulación entre el hueso temporal y la mandíbula. En realidad son dos articulaciones, una a cada lado de la cabeza, que funcionan sincrónicamente. Es la única articulación móvil entre los huesos de la cabeza.

La ATM está formada por el cóndilo de la mandíbula, con la cavidad glenoidea y el cóndilo del hueso temporal. Entre ellos existe una almohadilla fibrosa: Disco articular.

Por encima y por debajo de este disco existen pequeños compartimentos en forma de saco denominados cavidades sinoviales. Toda la ATM está rodeada de una cápsula articular fibrosa. La cara lateral de esta  cápsula es más gruesa y se llama ligamento temporomandibular, evitando que el cóndilo se desplace demasiado hacia abajo y hacia atrás, además de proporcionar resistencia al movimiento lateral. Los cóndilos temporal y mandibular son los únicos elementos activos participantes en la dinámica articular por lo que se considera a esta articulación una Diartrosis bicondílea.
La ATM permite a la mandíbula ejecutar variados movimientos: movimientos de descenso y elevación (apertura y cierre), movimientos de proyección hacia delante y hacia detrás (protrusión y retrusión) y movimientos de lateralidad.
Por otra parte, es importante nombrar los músculos de esta articulación:

Depresores: Vientre anterior del Digástrico, Milohioideo. Accesoriamente también el Genihioideo y todos los músculos infrahioideos para mantener fijado el hueso hioides.
Elevadores: Temporal, Masetero, Pterigoideo interno
Proyectores hacia delante: Los dos pterigoideos externos contrayéndose simultáneamente.
Proyectores hacia atrás: Digástrico, fibras horizontales del temporal
Diductores: Los pterigoideos internos y, sobre todo los externos contrayéndose alternativamente de un solo lado.

A menudo, la causa del trastorno de la ATM es una combinación de tensión muscular y problemas anatómicos dentro de las articulaciones. A veces, también interviene un componente psicológico. Estos trastornos son más frecuentes en mujeres de 20 a 50 años de edad.

Los síntomas consisten en dolor de cabeza, dolor que se disemina hacia la cara, mandíbula o el cuello, rigidez de los músculos mandibulares, Limitación del movimiento de la mandíbula y chasquido doloroso al mover la mandíbula y cambios en la alineación de los dientes superiores e inferiores.
A veces el dolor parece manifestarse en las proximidades de la articulación más que en ésta.

Cada vez más es motivo de consulta, el dolor y disfunción que produce esta articulación y en esto el papel de la fisioterapia, tiene una función muy importante. El tratamiento de todos los pacientes con patologías témporo-mandibulares tiene como objetivos una reducción o eliminación del dolor, una restauración de la función mandibular. Un determinante clave en el éxito terapéutico es la educación del paciente sobre el trastorno que padece así como el cuidado de sí mismo lo que incluye ejercicios mandibulares, cambios de hábito, y un empleo apropiado de la mandíbula

· Ultrasonidos; que son un método para suministrar calor en profundidad a las zonas dolorosas. Cuando éstas se calientan, los vasos sanguíneos se dilatan y la sangre puede llevarse rápidamente el ácido láctico acumulado responsable del dolor muscular.

· La administración de corrientes (electromiografía) controla la actividad muscular con un manómetro. El paciente intenta relajar todo el cuerpo o un músculo específico mientras observa el manómetro. De este modo, el paciente aprende a controlar o relajar determinados músculos.

· Ejercicios de pulverización y estiramiento, que consisten en pulverizar un refrigerante sobre la piel de la mejilla y la sien, de modo que los músculos de la mandíbula puedan estirarse.

· Masajes de fricción, que consisten en frotar una toalla áspera sobre la mejilla y la sien para aumentar la circulación y acelerar la eliminación de ácido láctico.

· Técnica de Cyriax , sobre la musculatura dolorosa para relajar el músculo y crear una analgesia.

· Estimulación eléctrica transcutánea de los nervios, que consiste en la utilización de un dispositivo que estimula las fibras nerviosas que NO transmiten el dolor. Se cree que los impulsos resultantes obstruyen los impulsos dolorosos que el paciente ha estado sintiendo.

· Electroterapia: onda corta, diatermia, iontoforesis, calor superficial, crioterapia.

Por último vamos a realizar una serie de recomendaciones que deben tener presentes estos pacientes:

1. Aplicar calor húmedo o frío a la unión o los músculos doloridos durante 20 minutos varias veces al día.
2. Comer una dieta más suave. Evitar productos de masticación difícil y trocear los alimentos antes de ingerirlos.
3. Masticar el alimento a ambos lados al mismo tiempo o el lado alterno para reducir la tensión sobre un lado.
4. Evitar determinados alimentos como el café, té, chocolate que pueden aumentar la tensión de la mandíbula y desencadenar el dolor.
5. Evitar el bruxismo con protectores bucales.
6. Evitar las actividades que implican la amplia apertura de la mandíbula (el bostezo, tratamientos dentales prolongados, etc.).